
La época de sequía en los llanos suroccidentales venezolanos y los llanos orientales colombianos, resguardan bajo tierra, la blanda textura de un tubérculo que aún se consume por etnias y pobladores establecidos desde tiempos inmemorables a lo largo de infinitas planicies que van desde Barinas, pasando por Apure, para terminar en Arauca. Es el Changuango excelente fuente de carbohidratos que bien sabían trabajar estos grupos, combinándolos con animales de caza y otros frutos, en guisos, sancochos o en sopas.
Leyendo el texto “Los hombres de la yuca y el maíz” de Mario Sanoja, llama la atención lo siguiente:
“,… parece interesante anotar que un tubérculo similar a la papa que crece silvestre en los llanos suroccidentales de Venezuela, conocido bajo el nombre vulgar de “changuango” —Dracontium sp. en Petrullo 1967: 67*— era uno de los alimentos consumidos por los recolectores históricos de la región (siglo XVI d.C) y, aún hoy día, son recolectados por grupos indígenas modernos como los Yaruros, particularmente durante la estación de sequía. ” (pag. 27).
Al no tener, antes de leer esto, referencia alguna de semejante ingrediente, me dispuse a escudriñar en afán por conocerlo, consiguiendo contados acercamientos que vislumbran nociones sobre este.
Comenta mi abuelo Ramón Silva, que era común encontrar esta planta en los linderos de caños de los llanos bajos barineses, eran de hojas anchas, muy verdes y al arrancar de raíz se observaban “unas papas grandes, pero un poco amargas, se pelaban y lavaban bien, eso se comía sancochado, o también lo lanzaban en las ollas de hervidos, muy sabroso”. Por otro lado en el blog de costumbres llaneras “Vivencias Llaneras del Abuelo” aparece una receta de dulcería criolla que incluye al Changuango, este hecho almidón, primero se ralla, se lava tres veces, se seca al sol y termina hecho polvillo o harina para hacer atoles a los infantes y unos dulces rectangulares llamados almidoncitos.
La etnia Sikuani, desperdigada por los llanos de Venezuela y Colombia posee, entre sus numerosas preparaciones, una donde el Changuango es protagonista, receta que cito textualmente del Recetario Tradicional Sikuani elaborado por el EQUIPO TÉCNICO PROYECTO FUNDASET, Arauca, Colombia, 2010.
“Ingredientes:
Changuango, huevos de iguana, sal.
Preparación:
Rayar el changuango (tubérculo parecido a la papa), se arman las arepas.
Asar las arepa de 10 a 15 minutos.
Cocinar los huevos de iguana.”
Es notable que el conocimiento de este ingrediente ha sido expuesto desde hace más de un siglo, y hoy nos lleva a reconocer que aún existe una despensa que ha perdido vigencia, pero que, los que nos preocupamos por reconocernos en platos e ingredientes, hagamos de su divulgación tarea necesaria, revisando exhaustivamente fuentes que llevan a textos antiquísimos que nos ilustran, es este el caso de una obra fechada en 1864, titulada El Médico Botánico Criollo, Parte Segunda “Compendio de Terapéutica Vejetal de las Antillas y de la parte correspondiente del continente americano” del doctor en medicina en la Facultad de Medicina en París, Renato de Grosourdy. El especialista registra tres diferentes nombres: Guapa en Puerto Rico, Changuango en Guayana o Camapan de los Indios.
“ La guapa, según Descourtils, es venenosa y puede dar lugar a graves accidentes; sin embargo personas fidedignas me han referido haber comido esos tubérculos durante sus viajes por los caños del alto Orinoco, o del Apure cuando en las lanchas falta de comer; entonces se salta a tierra para recogerlos, lo que se efectúa fácilmente, y basta dejarlos al sol algún tiempo para que no dañen; los Indios los emplean diariamente para su alimento, pero somos de parecer que no deberían usar sino con mucho cuidado y solo cuando no hubiera otro. De todos esos tubérculos se puede sacar un almidón muy bueno y muy útil; el que la gente pobre de Puertorico saca de la guapa se vende en esa isla para almidonar ropa.
Según Descourtils el envenenamiento por la guapa se manifiesta como sigue: delirio pasajero, carcajadas involuntarias, movimientos desordenados, aturdimiento y como embriaguez maniática…
Dice el mismo profesor que una onza de guapa hervida con tres vasos de agua suministra un purgante drástico bastante poderoso, puesto que de administrado en 4 o 5 tomas con ¼ de hora de intervalo entre cada una de ellas, determina deposiciones abundantes…; la tintura hecha con ella empleada en dosis como de unas 130 gotas echadas en una taza de tisana histérica cualquiera y repetida dos o tres veces por día constituye emenagogo bueno y poderoso”. (R. Grosourdy, 1864).
Entonces, al parecer es un tubérculo que mal manejado, es decir sin pasar por ningún proceso de lavado previo o secado, podía incurrir en efectos psicoactivos, pero por otro lado puede ser ayudante en la limpieza del sistema digestivo y ayudar a las féminas a estimular el flujo sanguíneo cuando existen problemas de menstruación.
En aras de conocer el cómo se consume este semejante de la papa, incluso canciones pueden ofrecer datos. Algunos cantantes del folklore no han dejado de incluir en sus coplas las bondades del Changuango, siendo un ejemplo el cantautor Jorge Guerrero quien en la letra de “Aquí hay Guerrero pa´ rato” dice:
“…Atasco el día en que no encuentro na me como un pájaro baco con changuango sancochao
Y aliñao con raíz de mato eso queda un poco amargo pero con hambre lo paso
Asi me mantengo sano alentao y sin parasitos cómaselo el que padezca
Dolor en el espinazo el que le da en la barriga la pajarilla o el vaso…”
Ya ganas no faltan para degustar este tubérculo lleno de virtudes y versatilidad extraordinaria, pudiéndose incluir entre platos principales, sopas, postres y hasta con fines medicinales. Nuestra riqueza natural es única, solo hay que ser acucioso en re-descubrirnos en viejos huertos, viejas costumbres, para disfrutar hoy de estas, fomentar el consumo y mejorar con nuevas técnicas la presentación en delicadas creaciones.
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