
“Un día excelente, condiciones de vuelo optimas, la ciudad de Cartagena de Indias espera con una temperatura de 29°C y un cielo despejado” dijo el piloto que estaba pronto a despegar desde Bogotá hasta esa ciudad bañada por el Caribe colombiano.
Invitación extraordinaria para conocer un tesoro turístico, además de ver, degustar y compartir con uno de los mejores chefs del mundo “mundial”, fue el motivo de esta visita. Ramón Freixa, cocinero catalán, radicado en Madrid y en su haber estrellas, soles, sartenes y coronas, todos los galardones que un enamorado de su oficio puede recibir, no hacen mella en el humilde personaje que es.
Su espíritu curioso lo llevaron a probar chance, llevando su arsenal de conocimientos coquinarios y ejecutándolos en tierras colombianas, respondiendo a las recurrentes peticiones de unos comensales de ese país en Madrid, que lo incitaban a visitar las instalaciones del restaurante ubicado en el Resort Las Américas. “No me gustó nada lo que vi al principio y sólo aceptaría trabajar aquí si se hacían los ajustes que yo pensaba necesarios, me dijeron que sí y entonces manos a la obra”.
En dupla con Ignacio (Nacho) García, arquitecto y amigo, intervienen el espacio, consiguiendo tres ambientes distinguibles. Una entrada con troncos retorcidos, líneas contundentes y la pureza de colores claros, inician el recorrido, pasando por mesas adornadas con vajillas estampadas de figuras que expresan desenfado, animales a lo rock stars, para terminar en una terraza de frente a una llanura de mar infinito. No en vano, fueron nombrados por la revista Estilo de Vida, el mejor diseño 2012.

Apenas entrar a ERRE, Freixa entrega claves de sus gustos, mostrando en cofre de cristal un nido con par de huevos, cuchara y el último disco de la reina de la música pop Madonna. “estos son mis fetiches, me encanta trabajar con huevos, amo las cucharas y a la gran Madonna” comenta el chef.
Es un relacionista público nato, siempre sonriente, ligero su paso, saludo calmo, parece tararear su single preferido “Holyday, Celebrate…” mientras se acerca a cada mesa, pero es un perfeccionista, trabajador incansable que se reparte el minutero entre su restaurante en Madrid, dos locales en Barcelona y ahora incluye viajes con regularidad a Colombia. Agotadora faena para el mortal común, ducho en los fogones y sala, que se muestra siempre fresco y alerta, no se le escapa la más mínima abolladura, textura, desbalance en sus platillos o detalles del lugar donde se desenvuelve.
Para acercarse a su personalidad, que se proyecta sin tapujos en sus creaciones, existen datos que dan pista. En su admiración por Madonna, recuerda su etapa preferida en la carrera de la diva, fueron los días trajeados por el gurú de la moda Jean Paul Gaultier, piezas que conmocionaron el mundo pero que en el buen gusto, líneas y figuras se denotaba una delicadeza que transmitía un mensaje portentoso, acentuando o exagerando atributos. En el caso de ella, el mensaje era fomentar el poder femenino y ser libres, pero quizás fijado en esas características, Ramón Freixa busca en sus presentaciones culinarias confeccionar con ingredientes, sutileza y al mismo tiempo “cachondeo”, consiguiendo conmover, jugar y la diversión sobre el mantel.
Son tres las locaciones dentro de ERRE, dependiendo de la intensión del comensal, puede elegir entre Tapas, Bistronómico y Gourmet, sólo en este último se podrá disfrutar del Menú Degustación.

Mi experiencia en la zona Gourmet inició con curioso elemento que forma parte de la cubertería en sus mesas, una pinza con el sello de ERRE de Ramón Freixa, que entre manos, promete un manejo delicado incluso en el consumo, paciencia y agudeza que se desea mantener durante toda la degustación, desde el servir en la cocina hasta devorarlo desde la fina punta de la herramienta.
Como un álbum musical, este menú consta con diez platos, número que denota el mínimo de tracks justos para considerar un buen lanzamiento. Empezando con uno llamado orígenes: delgada rebanada de pan, con fuet y tomate; aún la pinza se mantenía quieta, y en correspondencia con el título, se comió con las manos.
Luego, el jugueteo con texturas y contraste de sabores se inició con los snacks, con pulso y usando finalmente el utensilio tomaba entre las pequeñas porciones presentes, al menos las que recuerdo, una esponja de queso, un cornete de chorizo, gelicola y melón helado con jamón.

Siguieron una selección de panes para bañar en aceite de oliva extra virgen, presentes estaban un brioche, chapata y pan de oliva. Se continuó con hamburguesa de pato acompañada de helado de mostaza, para seguir con uno de mis favoritos: tomates 2013; este fruto expresando las bondades encerradas tras la finísima piel roja, en confitura, fresco, piel y corazón, y asado. En particular llegó a conmoverme el tomate con un toque dulce, llevándome a acariciar momentos pasados donde un gran plato con rodajas de tomate y azúcar morena enaltecían las tardes hogareñas.
Pescado del día con patata rota y Pedro Ximénez, para cambiar a un guiso de nabo, pulpo y coliflor. Después de amena plática, llegó el aromático cochinillo con semillas de pimienta y una coca catalana. Y junto al festín de quesos una copa de tinto de Bodega Poesía, Pasodoble.

El final dulce primero se vistió de café, helado, galleta y gelificación con este producto. Luego una explosión vidriosa y frágil, plato que alimentaba el capricho de quien lo escogió y demandaba atención completa, como pintura blanca derramada y que en pleno choque con superficie fuese atrapada y solidificada, se exponía en el centro un rectángulo oscuro arropado con gajos de naranja de intenso amarillo, para ser bañado al instante con almíbar, se rompió con la punta de cucharilla para dejar correr interior que se esparcía como lava en el recipiente, apurando el paso a atrapar la densidad dulce que impactó con buen cacao las angustiosas y mojadas papilas, así fue la perfecta de chocolate.
Antes de terminar, debo aclarar a quienes busquen aventurarse hasta estos parajes y degustar este menú único, que ofrece esas ambicionadas muestras de la cocina de vanguardia o mejor llamada por el periodista Pau Arenos “tecnoemocional” que sólo podrán hacerlo previa reserva en el área Gourmet de Erre de Ramón Freixa.
Del sitial Tapeo, aún recuerdo las croquetas de setas y ese tequila sedoso y fresco, sin dejar de regañar a la primera, compartido con extraordinarias personas, en ambiente relajado y buena música.
Todas las preparaciones ofrecidas en los tres ambientes de Erre, son escogidos y armados por el chef, quien además sorprende por la camaradería con sus trabajadores, al despedirse, se toma la molestia de ir hasta el lugar de oficio de cada uno, desde gerentes hasta mesoneros, fortaleciendo lazos laborales con un fin único, ofrecer el mejor servicio, calidad y supremacía en su ramo.
El éxito marca su paso, entre abarrotada agenda, aún siguen planes de expansión para llevar su mensaje culinario cargado de buen gusto, diseño, sabores y diversión, comentando sobre próxima apertura en otra latitud hispanoamericana. Al parecer, muchos terminaran cantando orquestados por Freixa :“Come together in every nation”.

Lugar: Las Américas Resort. Torre del Mar, piso 10. Anillo Vial, sector Cielo Mar. Cartagena de Indias Colombia.
Correo: info@errederamonfreixa.com
Sugerencias: toda la comida es excelente, pero es deber apreciar la vajilla y platería de diseño exclusivo para este restaurante.
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