Madrid con aroma de buen café

Antes que el sol despunte en el horizonte matutino, ya suenan los trastes en la cocina, la cafetera o greca, sobre la inclemente llama, emite sonidos como sorbos cálidos. El aroma impregna toda la casa e invita al inicio de una faena laboral a millón. Así inician sus días muchas familias venezolanas, y la mía, no era excepción.

Una infancia con despertares de café con leche, se apreciaba en el borde de la taza una corona espumosa, se mojaba el pan dulce en la marrón sustancia humeante. Tempranos años que con tardes de Guayoyos y luego, espressos para contrarrestar resacas, forjan un gusto por una buena taza de café.

Mi pasó por Madrid se ha visto eclipsado por un constante mal servicio en locales donde, un café sobre tostado o torrefacto (que en mi opinión es terrible), poco aromático, sin cuerpo, y la leche caliente con ausencia de burbujas, es el común. Es extraño que un país que fue pionero en el cultivo de esta planta en tierras americanas y con una cercanía evidente a Italia (expertos en barismo) se haya quedado rezagado en nociones para degustar esta noble infusión.

Madrid es una ciudad donde perderse en las calles es un encanto, cuando tu sentido de orientación  falla, llegan grandes revelaciones. Ha sido el caso de un pequeño refugio aperturado hace unos pocos meses, en septiembre del 2011, para ser exactos, TOMA-CAFÉ. Regentado por dos jóvenes, Patricia y Santiago, española y argentino, ambos amantes del consumo del tostado grano.

“Nos encanta el café y nos dimos cuenta que en Madrid no habían lugares donde conseguir buen café, así que nos aventuramos a este proyecto, que empezó como afición, pero claro, formándonos en este oficio” menciona Patricia, quien ha realizado cursos de barismo, y se mantiene al tanto de la actualidad cafetera. Hasta ahora se han hecho una cartera de proveedores de granos desde  diferentes latitudes. En sus vitrinas se leen en bolsas de papel: Etiopia, Costa Rica, Colombia, Nicaragua, entre otros, una comunidad global en oscuros granitos.

Una pizarra expone las distintas presentaciones, clásicos calientes y helados, con precios que no superan los 4 euros, Capuccino, Espresso, Ristretto, Con leche, Bombón (con leche condensada), Iced Caramel, son algunas de las opciones. También venden, en empaques de 250gr, café en grano, tostados al gusto de la casa, y si el cliente lo solicita, puede moler la cantidad que desee, dependiendo del tipo de artefacto para preparar la bebida (manga, maquina de espresso, greca, cafetera), los que allí laboran sugerirán el tipo de molido, sin ningún costo adicional.

Una cuadra antes, deja en evidencia, a golpe de nariz el aromático rincón, los sacos de yute adornan las blancas paredes y también sirven de asientos, si pides café con leche notaras la espuma mantenerse hasta casi terminar el último trago (prueba de fuego), una reducida pero sabrosa mesa con bizcochos y esmerada atención en TOMA-CAFE, hasta puedes solicitar un grano con origen particular, y sino esta en existencia, te lo consiguen. Algunas semanas hacen llamado a cursos de cata y de iniciación al mundo café, preocupándose por predicar las bondades de esta bebida y forjar clientes más exigentes, quizás así, otros locales mejoren.

Dirección: Calle la Palma, 49, Madrid (Malasaña)

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