Son aproximadamente 85 mil las personas que transitan sus pasillos cada semana, más de 33 puestos de comidas y bebidas dispuestos, estratégicamente, lejos unos de otros invitando al cliente a caminar buscando el perfecto maridaje y cerca de 500 empleos directos actualmente, son datos que menciona Begoña Ubierna, gerente del Mercado de San Miguel y guía del primer recorrido del III Curso de Expertos en Periodismo Gastronómico y Nutricional.
Ubierna, antes de gerenciar el emblemático mercado, cumplió labores en un banco, llenándose de regocijo expresa el increíble vuelco que dio su vida al encontrarse ahora en un trabajo que disfruta, por el dinamismo, manifiesto, en los distintos personajes que visitan (incluyendo el Principe Carlos de Gales)y la rotación de comerciantes, esto con la intención de ofrecer novedad y ampliar la gama de productos para los asiduos compradores.
Curioso es que, fuera de poder encontrar una oferta variada entre embutidos, quesos, yogurt, vinos, café, frutas, ostras, postres, arroces, salazones, libros y más, adicionándose próximamente, panes hechos en un horno de leña construido en la planta baja del mercado, además se ofrecen servicios de entrenamiento personalizado para eventos, donde un experto sugiere que servir y cómo, útil para quienes no tienen fuertes bases gastronómicas y deseen destacarse entre los suyos.
Los amplios espacios abiertos, siempre cálidos por los faros de calefacción distribuidos por las pasarelas, la afable atención de comerciantes de larga trayectoria, se complementan para ofrecer una experiencia que va más allá de un simple compra-venta, donde la apertura a probar y aprender abrirá las puertas a sabores, pudiendo siempre terminar el día con un par de ostras y un buen vino blanco, o unas tapas locales con Rioja, queda del cliente el jugar y darse gusto, mientras admira los altos techos del único mercado de hierro de Madrid y degusta a España y uno que otro rincón del mundo.
Frederick Jiménez


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